INVIERNO

No comment yet

- Quizá tengas razón, me lo tomé demasiado en serio – admitió por fin-. Nos conocimos en diciembre y... tres meses no deben condicionar una vida entera. Nada es eterno – hizo una pausa-. No te preocupes, estaré bien. Me despido, no quiero que pierdas ese vuelo.

Colgó el teléfono y, con una sonrisa que no lograba empañar la tristeza de su mirada, contempló el regalo que jamás podría regalar: una esfera de cristal que conservaba un invierno perpetuo en su interior.

Publicar un comentario