El descanso de mi guerrera
Etiquetas:
Exhumando los huesos del pasado
✪
2 comments
Me parece del todo imposible que ya no estés aquí, pero tu ausencia crece por momentos, cada vez pesa más y temo que se convierta en un monstruo informe, negro transparente, en el centro del salón. El salón se ha congelado en el tiempo, en aquel preciso instante cuando apoyaste tu hocico en mi regazo intuyendo el final, fue tu adios antes de partir. El salón parece vacío sin el bulto rojo junto al aparador, sin ti sobre él. Te busco inconscientemente en cada rincón, en el pasillo, en tu esquina del sofá, para entonces me hago más consciente de que ya no estás y tu recuerdo mudo se encierra tras mis párpados y escuece.Ya no se oyen tus pasos sobre el parquet en la noche, ya no rascarás más en mi puerta. No sabes la impotencia que siento por las noches que no hemos dormido juntas. Enmudeció tu voz de soprano, tus ladridos silenciosos acabarán por difuminarse en mi mente, lo sé. No paseamos lo suficiente, no jugamos lo suficiente, no vivimos lo suficiente. Te fuiste demasiado pronto.
Me pregunto dónde estarás ahora. Quizá con tu enemiga íntima exigiendo las sobras de mis latifundistas celestiales; quizá seas un pequeño amasijo de piernas y brazos, rabiosa de vida, en los brazos de una recien estrenada madre; quizá sólo te hayas reducido a un archivo de recuerdos en el corazón de los que te conocieron. Lo único que sé es que siempre serás mía; que siempre seré tuya, allá donde estés.
Te vas siendo mi pequeña Losa, porque sin duda te impregnaste de una esencia debastadora que te hacía gigante. Es algo que se palpa, algo que se siente.
Disfruta de tu descanso, mi pequeña guerrera.
Te quiero; siempre te querré, Dido.



