Una tarde como otra cualquiera. Sola, como de costumbre, casi por decisión propia, elijo los colores de las paredes y el estampado de las cortinas, desatendido las goteras de siempre. Las viejas humedades que reaparecen como las macabras caras de Velmez en mi -cada vez más escasa - materia gris fluorescente. Este es el título de una entrada vacía, pues, no hay nada más que decir.
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Exhumando los huesos del pasado,
Paranoias
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