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Sistemas operativos que no operan.
Veneno metafísico, ondas gamma;
barridos de frecuencia silenciosos,
ladridos que ametrallan contra el alba.

No sé si soy planeta o soy estrella,
la luz que emito sólo es un reflejo.
Espejo al rojo apunto de fundirse
en un millar de astros en el cielo.

La vida son dos días o eso dicen.
Desear no es privilegio de cobardes.
Un viaje a Marte nunca es suficiente
si no reúno el valor para soñarte.

Flores rojas

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Por fin le tenía frente a mí. Llevaba meses tras su estela de flores rojas; flores que en muchas de las ocasiones ni siquiera habían abierto sus pétalos. Por fin cara a cara; cuerpo a cuerpo.

A decir verdad, jamás imaginé el ansiado encuentro de aquel modo. Había recreado mil escenas distintas, diálogos para todas ellas. A estas alturas no me avergüenza reconocer que mi obsesión cruzó el límite de ensayarlas frente al espejo del baño; para qué.

Él llevaba un traje oscuro, una camisa oscura, una corbata oscura. Parecía haber salido de una de esas películas en blanco y negro que tanto le gustaban a mamá. Su sonrisa, perfecta y estudiada, se ampliaba hasta convertirse en una mueca deforme. No apartaba sus ojos de los míos, parecía disfrutar los matices de mi gesto de estupefacción.

Un calor húmedo y viscoso se escurría por mi pierna, empapando el tejido vaquero que la cubría. Mi entrepierna latía con doloroso ímpetu. Mi corazón parecía haber emigrado del pecho para alojarse en mi ingle izquierda.

Jamás imaginé que el principio de aquella historia comenzara de aquella manera. Sonaba Summertime interpretada por Ella Fitzgerald, la pólvora ocultó el perfume caro que percibí nada más abrir aquella habitación. Mi único recurso se escurrió de mis dedos hasta caer a mis pies.

" Deberían replantearse el diseño de los antibalas, ¿no crees?"

Esas fueron sus únicas palabras.

Momentos después no fui más que otra flor roja. Una flor roja sobre una moqueta mugrienta de un motel de carretera.



LA MIRADA ATRAVIESA, NO DEJA INDIFERENTE; PERO LA VISIÓN PUEDE CAMBIAR EL MUNDO.

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    Serán muchos los que se queden atrapados por su mirada, algunos los que traten de descifrar su significado y sólo unos pocos los que lleguen a imaginar el germen de su expresión, la historia que, durante una vida entera, se oculta tras unos ojos demasiado parecidos a los nuestros.

    Como la mayoría de vosotros, ignoro la vida llevada por este anciano; desconozco su lugar de nacimiento, su carácter, sus gustos… Ignoro la mayoría de los capítulos que conforman su paso por el planeta azul. Lo único que puedo aportar es el hecho de que, para bien o para mal, el final de sus días llegó en Girona (España), muy lejos de su hábitat natural, en las instalaciones de la Fundació MONA.

    Muchos os estaréis preguntando por qué “Para bien o para mal”. Es muy sencillo.
Para bien, por haber contado con la sensibilidad, el sentido común y el duro trabajo de los integrantes de Fundació MONA; por haber tenido la oportunidad de sentir de nuevo la presencia de los suyos en un espacio de semi-libertad.
Para mal porque, su paso por la fundación, implica una vida anterior encadenada al maltrato, a la cautividad con fines económicos o al mero capricho de algún particular cuya imagen de sí mismo es el de “amante de los animales”. Implica la condena de vivir una vida no elegida, una vida lejos de su familia, lejos del que debería haber sido su hogar, un hogar sin paredes que delimiten, sin la presencia del metal o el acoso del ser humano. Una vida en la que la única sombra se disfruta, y la proporciona el húmedo dosel arbóreo de los bosques.

    Serán muchos los que hayan observado la imagen; algunos los que hayan invertido unos segundos de su vida indagando en tan enigmática mirada; pero tan sólo unos pocos los que estén leyendo estas palabras, pocos los que hayan llegado a este punto. Y eso es lo que realmente me preocupa. Nos limitamos a mirar lo que nos rodea sin llegar a ver, sin intentar siquiera comprender lo que ocurre ante nuestras hambrientas pupilas. Miramos nuestro alrededor sin forjarnos una visión real de la acción de la especie humana con respecto a sus vasallos, los animales.

    Todo ser vivo debe ser dueño de su vida, sin importar el desarrollo de su encéfalo, su capacidad para el habla o su posición en las cadenas tróficas. Vida debería estar firmemente ligada a Libertad; y nosotros, como seres humanos, deberíamos aprender a Ver; deberíamos abandonar la cómoda postura de mirar lo que nos rodea, lo que realmente ocurre en el mundo. Deberíamos conocer lo que ocultan las imágenes, ser capaces de dar forma a una visión objetiva de la cruda realidad y así afrontarla, comenzar nuestra andadura hacia el cambio.

"La mirada tiene el poder de atravesar, de no dejar indiferente a nadie; pero la visión puede cambiar el mundo."



Tam Losa. 


                                                                                                              “PROYECTO CHETTA”




Aún sueño con el tren

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Aún sueño con el tren; ya no está en la estación. Nunca llevo equipaje de mano, lo que realmente importa está filtrado en el tuétano, es invisible a los ojos de los demás pero pesa demasiado. No debería suponer problema alguno, siempre me he considerado un animal de carga; supongo que me hará más fuerte... o me hundirá en lo más profundo seguida de una estela de nicotina y sal.

Tú lo elegiste- me digo. No tuve elección- respondo. Hay cosas que no se eligen, simplemente son o no son.

Aún sueño con el tren, quizá por eso haya adoptado el bioritmo de un gato. Deambulo en la quietud nocturna que me ofrecen estas cuatro paredes y esquivo el ataúd negro que alberga mi fantasma de madera: mi pulso arrítmico ya sólo sirve para sostener este cigarrillo eterno. Dudo que sea la única que quema sus días de este modo.

Cierro los ojos y vuelo en círculos en un mundo de sanadores y asesinos, sin ser ni lo uno ni lo otro. En un mundo de elefantes con cabeza de perro, de arco- iris monocromáticos y campos de giralunas; en un mundo con forma de mástil de vértebras retorcidas, de balas proyectadas tras filas de dientes apretados, de autoestimas desfilachadas, de mentones deformes, de batallas contra lo imposible, de contradicciones, de causas y efectos... de nada.

Aún sueño con el tren, pero me obligo a despertar al igual que me obligo a usar la imaginación para crear, no para destruir. Esta última frase me ha gustado, creo que todos deberíamos aplicarnos el cuento.

Flores en el Ártico

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Pese al sofocante calor de Brasil, retorné a mi añorada tundra cuyo cromatismo mágico revelaba el paso del tiempo, como las manecillas de un reloj. La primavera no parecía brotar en el Polo y aun así, la vida obcecada daba ser a los especímenes más extraordinarios. Aquellos pequeños músicos de las favelas no eran sino bellas flores del Ártico aferradas al hielo de la pobreza.